ENTREVISTA

Sergio Martínez: “Luchar contra la desinformación de forma justa, lo veo complicado”

El historiador murciano, creador del canal 'Historias Bélicas Que Merecen Ser Contadas', cree que Internet dificulta controlar la información

Sergio Martinez
El historiador Sergio Martinez junto a un tanque Tiger II en las Ardenas. Fuente: Instagram
Héctor Sanz de Siria Rodero Héctor Sanz de Siria Rodero

Si hay algo que no cambia con el paso de las décadas, es la importancia de la prensa en los conflictos beligerantes. En esta ocasión ahondamos, de la mano de Sergio Martinez, historiador por la Universidad de Murcia y creador del exitoso canal de YouTube “Historias Bélicas Que Merecen Ser Contadas“, en los patrones aún presentes y las similitudes que hay entre la propaganda de la Segunda Guerra Mundial y los conflictos armados de nuestros tiempos.

P. ¿Qué le llevó a interesarse en el estudio de la Historia? ¿Es una pasión que viene desde siempre o algo que surgió más adelante?

R. Realmente no te sabría responder. Simplemente, es un interés innato, desde que tengo uso de razón me llama la atención el tema, siento interés por la historia militar, por el Imperio Romano, por la Segunda Guerra Mundial, por la primera, por la antigua Grecia… Eso básicamente me viene desde niño, entonces no te sé decir ningún acontecimiento que me marcase porque siempre lo he tenido de forma innata. 

El vínculo con el presente

P. ¿Qué lecciones diría que podemos aprender hoy en día de la influencia de los medios de comunicación durante la Segunda Guerra Mundial?

R. Yo creo que no ha cambiado nada. El problema es que pensamos que sí, que ha cambiado, pero realmente no ha cambiado nada. Un ejemplo es la guerra de Ucrania. Ahora mismo hay agencias que filtran la información que nos llega sobre esa guerra, y lo cierto es que no se sabe nada. Se informa de lo que se quiere, de la misma manera que en Rusia pasa lo mismo. Todos los conflictos cuando se están desarrollando, la información que se da siempre es propaganda de guerra en un porcentaje altísimo. Y no es hasta que acaban cuando realmente se sabe qué ha pasado y que no ha pasado. Ya está todo inventado, pero hoy existe Internet y es más complicado ponerle control a la información que va dirigida a las grandes masas. 

P. ¿Cómo valoraría usted la lucha contra la desinformación en los conflictos contemporáneos?

R. Hoy en día existen muchos verificadores de la información, pero al final habría que analizar hasta qué punto es objetivo. Más que evitar la censura y la desinformación, es educar a la gente y crear mentes críticas. En el momento en el que tienes una sociedad muy influenciable, el problema ya está ahí. Si tiene que ser el Estado el que filtre la información de forma total, siempre va a hacerlo en beneficio del partido que esté en ese momento. Luchar contra la desinformación de forma justa lo veo complicado. Si se hace cómo se hace actualmente siempre va a perseguir cuestiones ideológicas y partidistas.

P. ¿Cuáles fueron algunas de las técnicas más comunes utilizadas en la propaganda durante la Segunda Guerra Mundial y cómo cree que estas afectaron la percepción de los eventos en su momento?

R. Cuando un país está en guerra, su propaganda se orienta a que tu gente esté con la moral más alta posible. Y el mensaje ahí es que se va a ganar y el enemigo es inferior. Lo primero es obtener el monopolio de la información interna. A partir de ahí se bombardea a la población con todo tipo de mensajes. Los alemanes en los primeros años de la guerra decían siempre que estaban ganando. Luego el eslogan pasó a ser ‘la guerra que vamos a ganar’, y por último ‘la guerra que tenemos que ganar’. Con el bando contrario, se crean emisiones de radio, primero con programas y canciones para el enemigo, y luego propaganda para desmoralizar. Hoy en día esto se hace, pero con muchos más medios, como Internet.

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P. ¿Qué impacto tuvo la propaganda de guerra en la moral y la psicología de los soldados y la población civil durante el conflicto?

R. Total. Fue total. De esto hay muchos informes de todo tipo. Por ejemplo, cuando los alemanes fueron derrotados en Normandía, a los estadounidenses les llamaba la atención que la moral entre los prisioneros de guerra seguía altísima, cuando pensaban que todos estarían pensando en rendirse. Pero todo lo contrario, los soldados alemanes se mantenían bajo la promesa de que sus enemigos estaban ya al borde del colapso.

“Tienes que mantener al soldado deseoso de combatir, y eso se hace mediante la propaganda”

Al final los soldados siempre viven en esa burbuja que su propio país les induce. Como pasa hoy en día. Desde aquí se nos dice que Rusia está en las últimas, que los rusos ya no pueden más. Y en Rusia se dirá lo mismo de Ucrania. No importan las circunstancias reales en el momento, sino lo que la gente crea. Tienes que mantener al soldado deseoso de combatir, y eso se hace mediante la propaganda.

La propaganda nazi

P. Entrando en territorio germano, ¿qué papel tuvieron tanto la propaganda como los noticiarios alemanes y cuan importantes fueron, tanto en el ascenso de Adolf Hitler al poder como durante la Segunda Guerra Mundial?

R. Realmente fue la gente que tenía a su alrededor. Supieron copiar muy bien lo que ya se aplicaba en Estados Unidos. Cuando los medios de comunicación y la tecnología no eran ni mucho menos parecidas a lo que tenemos actualmente, los alemanes se sirvieron de nuevas herramientas que sus oponentes no hacían. Una de ellas fue el trasladarse a un montón de mítines en avión.  Otra táctica fue la de la preselección. En los mítines infiltraban gente que parecía público normal, pero eran del partido, y se ponían a aplaudir y a vitorear, generando el efecto contagio. En definitiva, una amalgama de factores que hicieron que ascendiera tan rápido en una situación muy especial que estaba sufriendo Alemania.

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P. ¿Qué impacto llegó a tener la propaganda nazi en la percepción no solo nacional sino internacional del conflicto?

R. Hay un hecho muy llamativo que hoy en día sigue vivo: vender que el ejército alemán era invencible. Y se valían de los noticieros alemanes, que sacaban dos o tres veces a la semana y que se difundían no solo por Alemania, sino para todos los países. Hay una famosa anécdota de cuando la División Azul llegó a Alemania, y se quejaron porque les hicieron andar. Era como ‘nos hacen andar porque somos españoles, cuando todos van montados en camiones, tanques, aviones…’ La realidad era que tenían una capacidad muy limitada para motorizar a sus divisiones, y la mayor parte se movía a caballo o andando, lo que pasa que la propaganda había hecho creer que estaban motorizados y eran invencibles.

Héctor Sanz de Siria Rodero

Estudiante de periodismo. Amante del cine y del deporte, especialmente del baloncesto. En un futuro me gustaría ser periodista deportivo.